me deslumbro en mis deseos locos.
Mientras pienso porque no sigue todo como antes,
no sé porqué un día cambió todo con versos constantes,
si quieres olvidar nuestro fueros prohibidos, adelante,
yo no podré,
lo único que haré,
es intentar ser contigo elegante.
Perdido por el macabro sueño que me hizo levantarme,
las lunas de tus ojos antes conseguían matarme,
mis labios siempre te miraban y eran capaces de desorientarme,
ya hace tiempo de eso,
cuando mi ley de vida era amarte.
No consigo retomar el vuelo de mis olvidos,
cuando mis manos estaban a tu mejilla tejidas,
donde viví mis momentos divididos,
donde mis palabras estaban muertas.
Una feliz égloga se escondió dentro de mi,
no tenía título,pero se podría llamar nosotros,
cuando te perdí en mis quimeras rotas y no entendí,
que no tenía nada, solo unos recuerdos de oro.
Una figura escultural, larga y pura, dura como madera,
me animaba a saltar por encima de cualquier piedra,
entiendo que el pasado se esfume como el polvo,
pero no entiendo que el futuro me parezca tan poco.
Me iré a darme una vuelta,
desaparecido en el mundo de las letras,
ya la inspiración poco fluye,
cuando las frases de mi mente huyen,
mis lagunas mentales aun discuten,
y no dejan a mis recuerdos que disfruten.
Las llagas de mi alma, encienden la alarma,
de la fuerte llama, que se envuelve con mi calma.
No me creo ningún martes ni viernes trece,
solo atiendo a las cosas que me endurecen,
mis sentimientos cada vez más se mueren,
pero contra las metas que me ponga, nunca me pueden.
No me esperes chica,
porque se me acaban los días.
Me tiro del cuarto piso,
me voy y no te aviso,
les hago caso omiso,
aquellos que he visto,
que se hacen los listos.
Donde se quedaron los labios
que tanto me deseaban,
donde llovieron las lágrimas
rojas que me amparan,
como me dijo Dios,
ama lo que tengas que amar,
juega a forzarlo todo,
porque cuando menos te lo esperas
puedes palmar.
Y ahora vuelvo a coger la pluma,
la que se encarga para que
mis palabras me supriman.
Y es que cierro los ojos,
y sales en la oscuridad de dentro.
Porque lates en mi corazón,
siendo tu de mi alma el centro.
Me odio, y sé que nunca lo he sabido
pero me quiero, y aún no lo he entendido.