miércoles, 4 de noviembre de 2015

8 de mayo

Y es que cuanto más pasan los años,
más recuerdos, mas odios se encuentran en mis entrañas,
y cuanto más daño nos hicimos sin querer,
aun te sigo mirando como la primera vez,
en aquel banco.
8 de mayo, cuando tus ojos se hicieron mis rayos de sol,
pero es que pasarían 400 décadas y te querría igual,
si es que tantas palabras tengo para describirte,
que no hay ninguna que sea capaz de decidirme.
Las palabras al viento que me dedicas las sigo,
las murallas de esas dos olas en tu cara,
las persigo,
dentro de tu mundo quiero estar yo,
Aunque sólo pueda ser un plebeyo.
¿Te acuerdas de nuestros temas de conversación?
Sobre la naturaleza, sobre cualquier canción,
solo sé que con una mirada nos gustábamos,
pero a mi los ojos me han engañado.
Dudo de un dolor cuando la pupila,
marrón de tus ojos, me vigila,
es que me encantas tan tu,
tal como te expresas,
porque eres una doncella de verdad,
y así lo eres, y así te lo mereces.
La primera vez que te cogí de la mano,
notaba el sudor de mis dedos con tus dedos,
tú te ponías muy nerviosa, pero eso no es malo,
En tus lunas de miel, podía ver el fuego que teníamos.
Mi cerebro se convirtió en fuego y ceniza,
cuando tus palabras dejaron de hablarme,
te miro y solo con verte me sale una sonrisa,
ojalá algún día tu beso sea el despertador para despertarme.
Solo sé que puedo decirte a día de hoy,
que estoy impresionado por lo valiente que has sido,
Que sepas que donde estés espérame que voy,
porque fuiste mi anhelo fugaz prohibido.