viernes, 15 de abril de 2016

Desde el corazón hasta el amor

Debo darle las gracias a la tristeza
que con ella supe aguantar mis momentos,
destrozaré estos jardines de penas de cemento,
marcaré mi terreno con firmeza.

Las gracias se dieron algún día de alegría,
cuando dejemos de hablar a la cara,
nos quedaremos solo nosotros con máscaras,
tu vida me marca y tu desenvuelves la mía.

Las flores de mi monasterio ven tu rostro serio,
te pregunto que te pasa y me respondes nada,
Podrías decírmelo, diosa de mis hadas,
estallan los ventrículos en el cementerio.

Puedo contenerme con tus dedos en mano
quiero que tus pies marquen mi camino,
tus huellas sean el marcador de mi destino,
dormirme acurrucadito en tu vientre plano.

Mírame a los ojos, mírame bien,
por ti pasaría mil años en Baler,
por ti apagaría la luz del Sol con mi alé,
para morirme contigo en cualquier andén.

El camino no se acaba si dos no quieren,
recuerda pétalo de mi única rosa,
que eres el rostro de mis mariposas,
ten cuidado con las púas niña, a lo largo hieren.

Siéntate a mi lado y susúrrame al oído,
suspira las historias que hemos vivido,
porque todas ellas nos han servido,
para proclamar el poder de nuestra fuerza.

Para acabar mi oda a la vida merecida,
te tengo que contar dos cosas importantes,
eres la luz de todas las luces constantes
del alba de una tarde amanecida.

En mi corazón, puedes ver cómo tu mirada me guía,
para llegar alguna noche o algún día según el tiempo decida,
hacia el sendero del corazón hasta el amor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario