Me despido de esta vida,
diciéndole adiós a todo,
a mis amigos, a mis padres,
a las personas que me han querido.
Me voy,
me marcho a un viaje
demasiado largo,
porque mis sentires
me están matando,
solo quiero disfrutar,
divertirme,
tener que ofrecer algo a cambio,
pero aunque intente ofrecérselo,
no lo tendré.
El viaje empieza el rumbo,
cadáveres de hombres me persiguen,
me siguen,
me vigilan con sigilo.
El odio aparece como si nada,
y desaparece como si lo fuese todo,
y cuando se va,
le echo de menos,
le arroparía en noches de bohemia,
en mañanas de empalme,
en el sol, en la luna,
mis sentimientos sienten hambruna.
¿Tan difícil es?
¿No querer sentir?
Porque cuando siento
le hago caso a Cupido,
que es el dios del olvido,
al igual que del recuerdo,
ojalá cuando apareciera
me volviera cuerdo,
no me acuerdo cuando empece a entender,
cuando terminé de pensar,
cuando seguí mi camino,
cuando me hice tan alto como un pino,
cuando tuve agallas para matar mis sufrires,
mis evidencias me secuestran,
que por sucesos del destino,
me llevan a una cárcel.
No sé donde estoy,
no se donde me encuentro.
Un juez me mira con cara de tacaño,
cojo un peldaño de mi valentía,
miro hacia el cielo y...
Pienso,
lo tiro, me descalabro,
me arrepiento, me miento,
me cabreo , me pierdo,
lucho, venzo,
veo, leo,
lanzo mis sufrires,
como si fueran cañones
de falsas verdades,
y de esas,
podría recuperar olivos nuevos,
olivos con jugo de sufrimiento,
con color a renacimiento.
Lo único que quiero,
deseo, admiro,
siento,pienso,
es dejar de sentir.
Me iré a hacerme un zumo
con rencores, dolores,
para encontrar
todas las verdades,
pero ahora dudo y
cuando me duermo
en la cárcel de pladur,
me pregunto si estaré preparado
para entender o asumir la verdad,
o dejar las cosas cómo están,
cuestión de vida,
que se cuestiona
en cualquier avenida del mundo.
Salgo de la cárcel,
con vigilancia permitida,
la arrogancia se perdió,
la inmadurez me la robaron,
el amor me defraudó,
la desnudez de mis poemas me la quitaron,
la inteligencia me mejoró,
la tez de mi silueta me la degradaron.
A pesar de todo,
no quiero sentir,
puesto que no siento,
puedo escuchar por fin...
la melodía del viento.
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