tú que haces de mi mente
lo que ella diga.
Me quieres, te quiero
y nos queremos,
nos odiamos de amor,
nos enamoramos de odio.
Sueño con el sueño
de vivir dormido,
donde la soledad
vagabunda conmigo.
Mi camarada,
mi flor dulce,
mi fruta amarga,
haga lo que haga
ella manda.
Le dejo, porque es
la dueña de esta vida
vivida en anhelos prohibidos,
donde los niños están heridos,
niños en abundancia
con heridas de guerra,
heridas de amor,
heridas racistas.
La soledad
te ayuda
porque es fiel a la ley
que tú cabeza
pone en franqueza.
Qué mas nos da
que haya pobreza
si tenemos riqueza
dentro de nuestra cabeza,
Soledad, amiga mía,
tú que me acompañas
a la luz del día,
en la oscuridad de la noche,
tantas noches vacías,
gritando mis reproches.
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