viernes, 12 de junio de 2015

El mero hecho de escribir.

A veces me pregunto
porque escribo,
a veces tan solo
a veces me preguntan
porque escribo.
No escribo para
ser el mejor,
no escribo para
ser el peor,
escribo por necesidad,
por desahogos,
por cada uno
de ustedes,
que habla
sin saber
nada de lo que dice.
Somos arrogantes,
somos avariciosos,
somos codiciosos,
somos él único
ser vivo que
reina en el mundo real.
Pero en un mundo
paralelo,
donde el sol
se congela
por el hielo,
somos amables,
somos vulnerables
ante otra especie,
cada día pasa
sin saber
lo que
pasa cada día.
Escribo por bondad,
por tragedias,
por Edipo,
por Julieta,
por Romeo,
ellos son la causa
por la que escribo
y por la que hoy
aun estoy vivo.
Ellos resucitan
dentro de mí,
colocan mis palabras
como si ellos
fueran el dueño
de esta vida
vivida en sueño.
Me lastiman,
soy su psicólogo,
analizo sus depresiones
sumergidas
dentro de su destrozado
corazón.
Monto mi odisea
a partir de sus
atropellos
en su novela pastoril,
mi novela picaresca
parece que
de ellos carezca
pero no es así.
Escribo por diversión,
por alegrías,
por mis sentimientos
sinceramente,
pero realmente
me divierto y disfruto
con este juego
que rimo en bruto.
Cuando mi mente piensa,
cuando mis ideas fluyen,
tan solo escribo.

1 comentario:

  1. Magnífico. Las palabras van bajando solas con el ritmo que tú les marcas, creando su propia corriente. Enhorabuena. Sigue así.

    ResponderEliminar